agrada a Dios. Y usted se dará cuenta de que con el tiempo sus sentimientos también cambian. Dios le va a dar un sentimiento de satisfacción, y luego entusiasmo hacia aquello que antes usted temía. Usted no debe esperar hasta que tenga ganas de realizar la tarea, o tal vez nunca lo hará. Tampoco debe enfocarse en sus sentimientos —si tiene ganas o no— usted no puede cambiar sus sentimientos automáticamente. Haga lo que Dios quiere que haga —tenga ganas o no—. El cambio de sentimientos será el resultado
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